lunes, 15 de octubre de 2007

el gato que está triste y azul



Había una vez un tal Schrödinger. Un tipo que se había llevado años hincando codos y que un día desarrolló una teoría que le hizo mundialmente famoso (al menos en su casa le conocían). Pasó de ser Schrödinger a "el loco de los gatos". El tipo formuló la denominada "teoría del gato de Schrödinger" que viene a decir algo parecido a lo siguiente:
"Si encierras a un gato en una caja opaca con una botella de gas venenoso, una partícula atómica indecisa (por eso de que tiene un 50 por ciento de posibilidades de desintegrarse) y un ingenio artilugio que, en caso de que la susodicha partícula atómica se decante por la opción de desintegrarse, active la botella de gas dejando salir el mismo y envenenando mortalmente al pobre minino. "



Pues vaya tontería, pensará, no sin cierta razón, alguno de ustedes. La cosa no acaba ahí, no obstante, y si bien el tal Schrödinger ya podía haber pasado a la historia del frikismo por dedicar su tiempo a imaginar semejante situación de delirio in extremis, aún el buen hombre tuvo a bien concluir de la siguiente manera:

"Para más INRI resulta que al depender la muerte (o no) del felino del estado final de un único átomo cuyas leyes se rigen por la mecánica cuántica, tanto el desdichado animal como la indecisa partícula forman parte de un universo sometido a las leyes de la misma. Así pues, al realizar el experimento y siendo imposible asomarse para mirar a ver qué ha pasado, aporrear la caja a ver si el gato maúlla, hacer un agujerito con un compás y mirar pa adentro o pasar la opaca caja por un visor de rayos x como los de los aeropueros, debemos concluir, cuánticamente hablando, que, mientras la caja no sea abierta para comprobar el estado del gato (y aquí viene la gran paranoia de Schrödinger ), dentro del receptáculo habrá dos felinos, uno muerto y uno vivo, siendo el hecho de abrir la caja por parte del experimentador la situación que aclare esta disyuntiva cuántica matertializando una de las dos posibilidades."

Muy bien, señor Schrödinger, se ha lucido usted con su teoría. Por lo que entiendo, yo, que no soy muy lego en cuestiones cuánticas, el estudioso se refiere, claro está, a que las dos posibilidades (óbito gatuno o goce feliz de su vida) están sucediendo al unísono, solapando la una a la otra, en nuestra incertidumbre científica. Hombre, sí, eso es verdad, pero de ahí a que dentro de la caja haya dos gaticos, por mucha física y mucha cuántica que usted le eche pues como que no.

Muchos cientificos y demás cabezas pensantes han hablado mucho y muy alto sobre esta teoría que, todavía hoy es fruto de intelectuales debates. El mismo Stephen Hawking, a quien algún listillo le preguntó en plan "ey, a qué esta no te la sabes", dijo que "cada vez que oigo hablar del puñetero gato me dan ganas de sacar la pistola y...". Claro que lo de "puñetero" no lo dijo él, no con esas palabras, entre otras cosas porque el teclado ese que usa para hablar no dispone de letra "ñ".

Aquí en El Mal Karma hemos recogido la opinión de otro cientifico, algo más absolutamente anónimo, al que por motivos de anonimato llamaremos I.R.R.A.:

"Hombre, fisicacuánticamente hablando, esto del gato es un poblemón. Yo tengo una teoría propia sobre esto y es... si se llegase a probar la teoria del gato y diese como resultado que el gato había estirado victima del gas venenoso ese bien, pero si sale vivo... ¿cómo sabremos que en realidad no murió pero aún le quedaban intactas algunas de sus consabidas siete vidas?. Añadiría por tanto a la famosa teoría el cololario: al gato en cuestión hay que aplicarle el experimento de marras al menos siete veces, gañanazos ."



Dicho esto solo queda saber la opinión de ustedes, queridos no lectores, que, como no victimas de este universo cuántico, no tienen más que dos opciones, solapadas o no, contestar a este artículo ... o no.

2 comentarios:

Swi dijo...

Yo aún llevaría más lejos el experimento. Una vez pasado el intervalo de tiempo requerido para que la práctica haya podido llegar a uno de los dos resultados, independientemente del que sea, gato blanco o gato negro, que diría el amigo Kusturica; abriría la caja enmedio de una playa para observar la reacción y comportamineto del felino animal ante tamaña extensión de arena y agua.

Swi dijo...

Despues de eso, porcedería a colocarle en el collar un cascabel.