lunes, 31 de enero de 2011

La Isla 2.0 - 1x05 "Refugio" EDITADO (06/02/11)

Esta es una entrada de un juego, la experiencia La Isla 2.0. Es una especie de simbionte entre aquéllos míticos libros de "elige tu propia aventura", un juego de rol y una comunidad online completamente interactiva. El juego se desarrolla en tiempo real. Sólo de tus decisiones dependerá el curso de la historia. Si es la primera vez que juegas, por favor, pulsa el botón "Fill Out My Form" para rellenar este cuestionario, (te tomará unos minutos): . Se recomienda encarecidamente echarle un vistazo a las reglas del juego en este enlace permanente. Si te has perdido algún episodio y quieres ponerte al día, te recomendamos este enlace. Y recordad: todos los enigmas que se planteen en esta experiencia tienen una solución. No hay pregunta sin respuesta aunque, como ya hemos dicho, dependerá de ti, y sólo de ti, que las cosas lleguen a buen puerto.
Los supervivientes han decidido organizarse en grupos. Un grupo ayudará a Javier a buscar materiales y tratar de ingeniárselas para salir de la isla. Otro grupo, capitaneado por Eliseo, pretende ir hasta las montañas para ver quiénes son los hombres de negro, cuántos son y si pueden ayudarles a salir de la isla. El tercer grupo planea seguir explorando ya que creen que con ciertas pistas que han encontrado pueden hallar un medio de salir de la isla. Sí, finalmente todos quieren lo mismo. 
 
Día 28

lunes, 24 de enero de 2011

La Isla 2.0 - 1x04 - Monstruo COMPLETO

Esta es una entrada de un juego, la experiencia La Isla 2.0. Es una especie de simbionte entre aquéllos míticos libros de "elige tu propia aventura", un juego de rol y una comunidad online completamente interactiva. El juego se desarrolla en tiempo real. Sólo de tus decisiones dependerá el curso de la historia. Si es la primera vez que juegas, por favor, rellena antes este formulario, solo te tomará un par de minutos.  Pulsa el botón "Fill Out My Form" para rellenar el cuestionario: . Se recomienda encarecidamente echarle un vistazo a las reglas del juego en este enlace permanente. Si te has perdido algún episodio y quieres ponerte al día, te recomendamos este enlace. Y recordad: todos los enigmas que se planteen en esta experiencia tienen una solución. No hay pregunta sin respuesta aunque, como ya hemos dicho, dependerá de ti, y sólo de ti, que las cosas lleguen a buen puerto.
Leo y Javier, que llevan ya muchos días de expedición, han logrado capturar vivos a dos "hombres de negro". Aún no pueden creer su suerte. Mientras, el equipo de rescate se aproxima cada vez más a ellos. En su camino han encontrado rastros de civilización, aunque a juzgar por los rastros en sí, se podría decir que ha pasado mucho tiempo desde que alguien estuvo allí. En las cuevas, M.J. y Claude tratan de idear nuevos planes para solventar los misterios de la isla.

Día 21

lunes, 17 de enero de 2011

La Isla 2.0 - 1x03 "Hogar" COMPLETO

Esta es una entrada de un juego, la experiencia La Isla 2.0. Es una especie de simbionte entre aquéllos míticos libros de "elige tu propia aventura", un juego de rol y una comunidad online completamente interactiva. El juego se desarrolla en tiempo real. Sólo de tus decisiones dependerá el curso de la historia. Si es la primera vez que juegas, por favor, rellena antes este formulario, solo te tomará un par de minutos.  Pulsa el botón "Fill Out My Form" para rellenar el cuestionario: . Se recomienda encarecidamente echarle un vistazo a las reglas del juego en este enlace permanente. Si te has perdido algún episodio y quieres ponerte al día, te recomendamos este enlace. Y recordad: todos los enigmas que se planteen en esta experiencia tienen una solución. No hay pregunta sin respuesta aunque, como ya hemos dicho, dependerá de ti, y sólo de ti, que las cosas lleguen a buen puerto.


Los supervivientes han pasado dos días de asueto y tranquilidad, acampados en las cuevas, disfrutando de jabalí, pescado y fruta y relajándose después de las últimas aventuras. Dos de ellos, Leo (L.L.) y Javier (Dhyrsios) continúan con su viaje para explorar la isla. Cada día que pasa encuentran más señales de civilización: una cabaña abandonada llena de señales de haber vivido en ella durante años, luces que parpadean en la jungla y un dispositivo electrónico rodeado de un círculo de animales muertos en mitad de un claro. Los del campamento de las cuevas han conseguido encontrar una de las luces en el extremo superior de un enorme árbol. 

Día 14

lunes, 10 de enero de 2011

La Isla 2.0 - 1x02 - "Extraños" EDITADO (completo)

Esta es una entrada de un juego, la experiencia La Isla 2.0. Es una especie de simbionte entre aquéllos míticos libros de "elige tu propia aventura", un juego de rol y una comunidad online completamente interactiva. El juego se desarrolla en tiempo real. Sólo de tus decisiones dependerá el curso de la historia. Se recomienda encarecidamente echarle un vistazo a las reglas del juego en este enlace permanente. Si te has perdido algún episodio y quieres ponerte al día, te recomendamos este enlace. Y recordad: todos los enigmas que se planteen en esta experiencia tienen una solución. No hay pregunta sin respuesta aunque, como ya hemos dicho, dependerá de ti, y sólo de ti, que las cosas lleguen a buen puerto.

Día 7
 
Amanece en La Isla. La llamáis La Isla, pero después de una semana aquí lo más que sabéis es que es un sitio grande, probablemente tropical y con un gran volcán en medio de la jungla. Los intentos de cartografiar la costa usando un bote salva-vidas no dieron el fruto deseado, pero esperáis emprender de nuevo la expedición estando mejor preparados pues parece que La Isla, o lo que sea, es demasiado grande como para cubrir toda su costa en una sola jornada. 

Anoche, precisamente cuando volvía el grupo del bote, mientras los que se habían quedado en el campamento base preparaban un perímetro de seguridad, descubristeis a un tipo andrajoso que observaba al grupo oculto tras un árbol. Tras una dura pelea quedó inconsciente y fue trasladado al campamento donde fue atado a un árbol. Se le ha vigilado toda la noche y no se ha despertado. 

Al comenzar la mañana de hoy, vuestro sexto amanecer en la playa, el tipo se ha despertado y comienza a gritar. Profiere alaridos en un idioma que no conocéis. De hecho, por si quedaba alguna duda, se trata de un idioma que nada tiene que ver con el que se oía en la radio. Nada de raíces latinas, nada de raíces conocidas.
Alguien sugiere amordazarlo, y otro alguien opina que es una crueldad incluso el hecho de tenerlo atado. 

El desayuno de hoy es menos relajante de lo habitual puesto que hay un tipo raro gritando de fondo y sobre vosotros sobrevuela la pregunta del millón: ¿qué vais a hacer con el “extraño”?

Las guardias del resto de la noche, con el perímetro de seguridad ya montado, no dan novedad. Los móviles están mudos. Quizá es un buen momento para hacer planes. 

Buenos días, Isla.

EDITADO (11/01/11)


Los supervivientes discuten acerca de qué hacer con el prisionero. Se niega a hablar y a comer. Se le cura la herida pero no consiente en tomar medicinas. Algunos opinan que sabe algo y que debería seguir siendo un prisionero hasta que hable, otros piensan que es una salvajada tenerlo atado sin saber siquiera si se trata de un enemigo y proponen liberarlo (alguno apunta que podría liberarse para poder seguirlo). Aparte de eso hay quien opina que se debería hacer otra excursión al volcán, esta vez mejor pertrechados, y uno de los supervivientes dice que podría ser ideal mudarse al lago con la cascada, a las cuevas, para mejor resguardarse, protegerse y evitar el ataque de las pulgas. Se está organizando una expedición nueva. 

Día 8

Cuando amanece, las miradas se centran en el prisionero. Tiene muy mal color. Sea porque ha pasado ya un día completo sin probar bocado, sea por la sangre perdida a través de la herida de su sien, se le ve débil. Cuanto más débil se le ve más aspecto sombrío y calculador se torna su mirada escrutadora. Casi siempre está mirando selva adentro. Cuando no, está contemplando el trabajo que hacen los supervivientes. Sigue sin querer comer nada de lo que se le ofrece. 

Uno de los supervivientes, que ayer noche le golpeara, se le ha acercado en mitad de la noche, parece que esta vez en son de paz, para tratar de preguntarle por unas anotaciones que ha tomado. El tipo le ve venir por la noche, sabiendo que todos duermen y se revuelve en sus ataduras con una auténtica expresión de terror en el rostro. El que hace la guardia correspondiente a esa hora de la noche los mira atento, esperando que la cosa no se complique. 

El superviviente razona con el preso que parece, de todo corazón, no entender el idioma en que se le habla. Con gran esfuerzo logran alcanzar un mínimo entendimiento que tan solo consiste en un asentimiento para que se le deje ver el papel y luego una franca negativa de incomprensión al leer su contenido. 

Alrededor del desayuno, los ánimos están bastante crispados. La imagen del hombre mayor negándose a recibir ayuda por parte de sus captores ablanda al más pintado. Es cierto que nadie se termina de fiar del todo de él, pero a fin de cuentas, la mayor parte de los supervivientes no se había enfrentado contra una cosa así jamás. 

-Anoche dijimos que teníamos hasta las diez de la noche de hoy para proponer opciones para votarlas después. Espero que aguante lo suficiente- dice Diego, que ya sugirió su opción: liberarlo y seguirlo. 

-Si sabe algo lo oculta muy bien- dice Andrés. 

-Puede llevar aquí perdido tanto tiempo como nosotros- dice el tipo que lleva taciturno desde ayer, que resulta llamarse José Juan y ser profesor de matemáticas de instituto-. No dejo de darle vueltas a la idea. ¿Y si nunca nos rescatan y nos convertimos en él?

-También puede ser que sea un aborigen de la zona, aún no sabemos si hay civilización al otro lado de la selva- opina Yelena-. Sé que es un tipo raro, pero en todas las ciudades hay “gente especial”.

-¿Quieres decir que puede tratarse de un loco?

-Podría. ¿Por qué no? Un loco de una civilización normal. Mirad su ropa… es prácticamente como la nuestra. Pantalones y camiseta. Vale, harapientos, pero… ¿nadie ha visto nunca a un mendigo?

-Perdonad que cambie de tema- interrumpe Ludio-, pero hay otra cosa que discutir. Las pulgas nos están masacrando. Eso sí que es un enemigo. Voy a ir hoy al volcán, a echar otro vistazo a las cuevas que encontramos. Es un lugar idílico, muy cerca de un manantial de agua, con un precioso lago de película y… eso, cuevas. Seguro que podemos defendernos mejor allí. Yo incluso estoy pensando en pasar la noche allí, aunque sea solo. Si no hay animales salvajes ni cosas así. ¿Alguien se apunta?

-Me parece bien- opina Bruno-. Aunque no sé si la humedad me vendrá bien para el asma. De todos modos seguro que es mejor que esas putas pulgas. Yo me apunto. ¿Alguien más?

-Bueno- zanja Ludio-, que se apunte quien quiera. Saldremos dentro de una hora, o así. Por si alguien quiere abastecerse. Creo que había quien se estaba planteando subir al volcán. 

-Pero si era enorme. ¿Alguien ha traído útiles de escalada?

Buenos días, Isla. Les recordamos que tiene hasta las 22:00 horas de hoy para proponer opciones para con el prisionero. Pueden sugerir una o votar por una que ya se haya sugerido.

EDITADO (12/01/11)


Ante la prácticamente imposibilidad de hacerse entender con el prisionero, los supervivientes deciden dar de plazo hasta las 22:00 horas para liberarlo. Cuando lo hicieran pretendían seguirle para ver a dónde se dirigía. Pero una vez liberado, el preso come algo, bebe agua, vuelve al tronco donde lo han tenido atado y se echa a dormir, tranquilo. Mientras tanto dos expediciones han partido en dirección al volcán que hay en medio de la jungla. Una de ellas sube hasta más o menos la mitad del gigante y allí descubren una pequeña cueva. Parece la morada de un cavernícola, con sus armas rudimentarias y sus pieles, pero revuelta como si hubiese sido destrozada. La otra expedición ha llegado para explorar el lago que se forma, con su cascada, a unos metros de la falda del volcán. Su intención es comprobar si las cuevas que hay abajo, casi al nivel del agua, son adecuadas para establecer allí un nuevo campamento, lejos de las pulgas. Exploran la que deciden de más fácil acceso y descubren un sitio idóneo, con un manantial propio de agua potable y pinturas rupestres. En el campamento de la playa (el original), Claude ha creado una especie de antena usando restos de los aviones siniestrados. Pretende amplificar la señal de radio que escucharon los primeros días. 

Día 9

Amanece en la playa y el prisionero ya no está. Alguien corre a preguntarle al que estaba de guardia que, con toda tranquilidad, señala al mar. Allí, sumergido hasta la cintura, el extraño individuo parece estar pescando. Usa para ello un palo con la punta afilada. A su espalda cuelga una cuerda en la que pueden verse ya al menos cuatro pescados. 

-Increible- musita alguien. 

Durante el desayuno, que ya se ha convertido en el momento de ponerse al día y trazar planes de acción, todos manifiestan su preocupación por la gente que partió hacia el volcán. Han pasado la noche fuera y todos parecen intranquilos. 

Amanece en la jungla. 

Bruno, Malevoski, Ludio y una chica rubia que ha dicho llamarse Ángela, han pasado la noche en la cueva de las pinturas. Sin novedad. Por la mañana el lugar aún parece más idílico. Desayunan de lo que han traído consigo y hablan de cosas que podrían hacer o no. Se barajan, entre otras cosas, los siguientes temas:

-Cazar. Tratar de cazar animales para hacer la dieta un poco más interesante.
-Explorar más de las cuevas que tienen a su alrededor.
-Echar un vistazo por si lo que han subido al volcán necesitasen ayuda.
-Volver a la playa y decirle a la gente que las cuevas son seguras.

Amanece en el volcán. 

Virginia, Diego, Alma y Grojniak han pasado la noche en la pequeña cueva que encontraran en mitad de la ascensión al volcán. Algunos no han pegado ojo. Unos por inquietud (por el estado en que se encuentra la cueva, como si el propietario hubiese salido huyendo abandonando todo y alguien lo hubiese destrozado todo buscando) y por si fuese quien fuese quien vivía allí volviese en mitad de la noche. 

Se han montado guardias y la noche ha pasado con relativa calma. Una de las guardias, montada por Grojniak, ha tenido un par de eventos extraños. Parece que a una determinada hora de la madrugada contempló cómo se encendía una luz (muy pequeñita desde esa altura) que parpadeaba con tiempos y ritmo, como si usase el morse o algo parecido. Al instante, en otra punta de la selva, otra luz se encendía como contestando a la primera. Pudo contar siete luces distintas, como conversando entre ellas. La última que vio estaba en la falda del volcán, donde según el mapa de Alma debe encontrarse el lago. 

Buenos días, Isla.

EDITADO (13/01/11)


La expedición al lago ha sido un éxito. Ludio, Malvoski, Ángela y Bruno han encontrado una cueva que incluso tiene su propio manantial de agua aparentemente potable. De no ser por las pinturas rupestres la cueva no tiene nada extraño. Además, el lago es un sitio ideal para defender al grupo y un sitio idóneo para refrescarse y esparcirse. Única pega: está en plena jungla, donde será más difícil ser avistado por aviones o barcos de salvamento. Malevoski es herido por un murciélago en su investigación del resto de cuevas. La expedición al volcán ha resultado también muy interesante. Desde la cima se ha terminado de comprobar que los supervivientes se encuentran, efectivamente, en una isla. Una isla enorme. También en la cima se ha encontrado un extraño aparato metálico, anclado al suelo, que emite un zumbido molesto y parpadea. Bajando del volcán, las dos expediciones se unen. Alma mira el corte en la mejilla de Malevoski, oye su historia y se comienza a preocupar. Los murciélagos son portadores de un número muy elevado de enfermedades. Incluso la peste, dicen algunos, se puede contagiar por poco menos que eso. Acuerdan desinfectar la herida allí mismo con algunas plantas y, de vuelta al campamento, hacer una cura en mayor profundidad. 

Día 10

Amanece en la playa. Los grupos de expedición llegaron ayer noche y se sorprendieron de ver al ex prisionero, desatado ahora pero aún en el campamento, sentado en el árbol al que fue atado, comiendo. 

A la hora del desayuno todos ponen en común lo encontrado. Parece que la conversación gira en torno a estos puntos:

1.       L.L. y Javier pretenden hacer una “gran expedición”. Comenzar a caminar selva adentro y comprobar la longitud real de la isla, buscar ayuda y, resumiendo, examinar todo lo que puedan del lugar en el que habéis “aterrizado”. 

2.       Ludio, Malevoski y Bruno hablan de las excelencias del lago como nuevo campamento. Hay algunas voces discordantes, pero se decide votar por quién quiere quedarse en la playa y quien prefiere mudarse al lago. 

3.       La expedición al volcán no hace más que confirmar lo que ya estaba en el aire. Hay tecnología en La Isla. Alguien emite señales de radio, hay unas luminiscencias intermitentes en la jungla que podrían ser (o no) repetidores… y está el extraño cacharro de la cima del volcán. Surgen nuevos partidarios de tratar de usar esa tecnología a favor de los supervivientes para sacar información útil. 

Hay una larga jornada por delante. ¿Qué hacéis?


EDITADO (14/01/11)

L.L. y Javier deciden partir del campamento de la playa, esta vez a pie, para ver hasta dónde pueden llegar andando, comprobar si es cierto eso de que hay vida en La Isla y tratar de traer ayuda. Hacen noche en la playa en la que ya acamparon cuando hicieron el viaje en bote. Mientras tanto, en el campamento, pasan un día bastante tranquilo, uno de los pocos desde que “aterrizaran” allí.  La pregunta en el aire es si se mudarán o no a las cuevas todos juntos o si, por el contrario, cada uno acampará donde le venga en gana (cuevas o playa) sin tener que contar con el resto de supervivientes. Hay mucha gente a favor de mudarse al lago, a las cuevas, pero parece que el sentimiento popular se acerca más a “bueno, de momento las cuevas, pero no quiero que mi voto afecte a los demás, así que cada uno decida por sí mismo dónde le apetece estar. Siempre podemos cambiar de idea más adelante, mientras que una votación seria obligaría a más de uno a acatar lo que dice la mayoría”. Monto se relaciona muy bien con el grupo y parece que no tiene ni la más mínima intención de volver por donde ha venido. 

Día 11

Amanece en la playa donde han acampado L.L. y Javier. Han pasado una noche bastante buena, la temperatura ha sido buena, los mosquitos no se han cebado mucho y las luces… bueno, estaban lejos.
Desayunan poco pero suficiente y se ponen en marcha con las primeras luces del alba. La pregunta es la siguiente:

-¿Continuar andando o investigar un poco antes la jungla por aquí?

Amanece en el campamento de playa original. La gente se levanta muy animada por el descanso del día anterior, sin expediciones, trampas ni locuras. Mientras desayunan bromean y hacen planes. 

-¡Ey, tío! ¡Cuidado, detrás de ti! ¡Un mono con tres cabezas!- bromea Diego a Grojniak, que pasaba silbando despreocupado. 

Alrededor del desayuno se plantean nuevas incógnitas:

1.       La excursión al volcán. ¿Será hoy? ¿Llevaréis la antena? 

2.       La excursión a las cuevas. ¿Se hará junto con la primera? ¿Quién se va para mudarse y quien solo va a hacer una visita de reconocimiento?

3.       L.L. y Javier. ¿Estarán bien? ¿Hay forma de saberlo?

4.       La tecnología de La Isla. ¿Hay nuevas ideas sobre los dispositivos lumínicos y el zumbido de la maquina? ¿Se han creado nuevos… inventos?

Buenos días, Isla.


EDITADO (15/01/11)

Monto, que así parece llamarse el extraño que capturasteis (y que ahora se sienta entre vosotros como uno más), consigue deciros por señas y mímica que en el volcán hay “gesto de algo con garras que gruñe y tiene grandes dientes” y que la gente que vive en las montañas “gesto de llevar una escopeta y onomatopeya pum pum”. Temiendo por L.L. y Javier, los supervivientes deciden salir de inmediato a las excursiones que tenían programadas: las cuevas y el volcán. Un grupo de alrededor de veinte personas parte hacia allí, cargando con el aparato construido por Claude (que ahora incluye también la radio y la batería de uno de los aviones siniestrados). Suben al volcán (unos pocos) y prueban la antena. Parece que el zumbido de la caja metálica sobre el volcán impide que la radio funcione pero en un momento determinado se apaga y oyen una transmisión en otro idioma. Aprovechan el momento para lanzar un mensaje advirtiendo a los compañeros de lo que hay en la montaña. Luego el zumbido regresa y la radio vuelve a quedarse callada. Algunos de los que han subido acampan en la misma cima para turnarse en mandar un mensaje en morse con una hoguera y una linterna.

Día 12

Amanece.

La noche en las cuevas ha sido la mejor noche que han pasado desde que llegaron a La Isla la mayoría de los supervivientes. Ni pulgas ni lloviznas intermitentes ni mosquitos. El fuego, encendido a la entrada de la cueva, ha paliado las temperaturas algo más bajas de la madrugada y ha dado una sensación de seguridad indescriptible. “El hombre conectando con sus raíces”, dijo Yelena, la historiadora, que estaba bastante emocionada después de haber visto las pinturas.

En la cima del volcán la cosa tampoco ha ido mal. La hoguera usada para hacer señales ha ardido toda la noche y, aunque era pequeñita (por la falta de leña) ha dado calor suficiente como para convertir la cima del volcán en una apacible excursión al campo… si no fuera por el zumbido constante. Algunos no han pegado ojo por culpa de eso. Otros están de los nervios. Algo antes de amanecer, viendo que ya no les va a servir de nada lo de hacer señales, comienzan el descenso. La idea es desayunar en las cuevas y ver qué han averiguado de lo de las luces. Uno de los de la cima ha hecho un dibujo (una especie de mapa) orientativo de dónde podrían estar situadas el resto de luces cercanas en relación al lago y el volcán.

La hora del desayuno está llena de conversaciones agitadas. Ludio dice haber encontrado una de las luces en la parte más alta de un árbol gigante que ha señalado con una X con el cuchillo de Kate. Asegura que no había cables alrededor del tronco ni en el suelo.

Yelena habla de las pinturas. Parecen antiguas, dice, pero no prehistóricas. Aún así pueden tener cientos de años. La figura central, el astronauta… no es infrecuente encontrar a estos personajes en representaciones pictóricas primitivas, así que no os asustéis. Hay una teoría que dice que las cabezas de Pascua son, de hecho, representaciones de “los que vinieron de las estrellas”. A veces es imaginación, a veces interpretación posterior (los seres humanos modernos vemos un astronauta donde habían dibujado, a lo mejor, a un tipo gordo con una armadura).

Los de la cima cuentan todo lo de la radio, el zumbido, la extraña frase de la radio: “Sekuriga zono. Vivanta.” Todos parecen preocupados por L.L. y Javier. No saben si vieron las señales u oyeron el mensaje enviado por radio (no tienen radio y ni siquiera sabe nadie si tienen móvil). Lo único que saben es que más o menos al comienzo de la noche encendieron un fuego. Lo malo es que duró bien poco, suponéis que porque quieren ser discretos. Lo malo es que se habían alejado de la playa, el fuego estaba ya en la jungla.

Monto ha entrado con cierto recelo en las cuevas del lago pero una vez que ha mirado al interior y ha comprobado que estaban vacías se le ve aliviado. Lo único es que parece estar melancólico, triste, abatido todo el tiempo. Cualquiera diría que estar en las cuevas del lago le provoca una pena insondable.
Desayunando os ponéis al día y planeáis el día de hoy.

Amanece en la jungla, campamento de Javier y L.L.

Habéis hecho noche en la cabaña de la jungla. Al principio, antes de instalaros, buscasteis con la mirada el volcán en a lejanía para comprobar si desde la cima verían el fuego que prometisteis hacer para avisar de que estabais. No solo se verá estupendamente sino que, además, vuestros compañeros ya están arriba. Han encendido un fuego para que podáis verlos.

Encendéis el vuestro y lo dejáis encendido el tiempo que creéis necesario para que lo vean y luego lo tapáis rápidamente.

-Ey- dice L.L.-, están como haciendo señales con el fuego. Y con otra luz, creo.
-Sí- responde Javier-. Creo que es una linterna. Pero no tengo ni idea de qué cojones están diciendo.  Quizá nos digan que volvamos, que volvamos. Ya sabes que estaban preocupados por nosotros.
-Sí. Oye, ¿estarán probando la radio?
-Seguramente el chaval los ha convencido para cargar con ese armatoste ahí arriba para captar mejor la señal. Virginia habló de que recibía la señal de radio en el móvil el primer día, ¿no?
-Sí… eso parece. Es un poco raro, pero parece que así fue, luego ya dejaron de emitir. O usaron otra frecuencia. Pero podemos usar mi móvil a ver si captamos algo aquí, que estamos más lejos del volcán.
Encendéis el móvil y captáis tan solo un ruido estático muy fuerte. Cuando ya casi estáis aburridos de esperar y vais a apagarlo para ahorrar batería, el ruido desaparece de pronto y una voz al otro lado dice, alto y claro: Sekuriga zono. Vivanta. Luego la voz de uno de los supervivientes, creéis que la del tal Grojniak, dice:

-Este mensaje no es para los capullos que hablan en esperanto. Es para los dos colegas caminantes. Si oís esto, volved. Monto dice que pum pum en las montañas, repito, peligro de bang bang en las montañas. Volved, nos tenéis preocupados.

Desayunáis y os planteáis qué hacer a partir de ahora.


EDITADO (16/01/11)

Tras la subida al volcán y todas las emociones encontradas, los supervivientes pasan un día tranquilo en las cuevas. ¿Todos? No. En el campamento de la playa se quedaron muchos de vosotros, que viven prácticamente igual que desde que llegásteis. Pescan a duras penas, comen fruta y pescado y son acribillados por las pulgas. Las provisiones se repartieron en dos partes, una parte para los de las cuevas y otra parte, más generosa, para los que se quedaron en la playa que, por cierto, están bastante fresquitas y protegidas en la "alhacena" que construyó Javier. Javier y L.L., por cierto, continúan su caminata. Tras dormir en la cabaña que encontraron en la jungla (cabaña en la que parecía haber vivido alguien durante mucho tiempo), y haber recibido el mensaje de radio de los supervivientes advirtiéndoles del peligro que hay en las montañas, deciden continuar su expedición pero evitando por completo las montañas. Estarán más alertas a partir de ahora. Los de las cuevas deciden pasar un día sin "aventuras" comiendo jabalí (cazado por Monto) y festejando con botellitas de avión (encontradas por Ludio).

Día 13

Amanece en las cuevas.

Monto hatraído varios peces y algo de fruta para desayunar. Se le ve especialmente contento de estar integrado en el grupo y ha asumido perfectamente el papel de abastecedor de alimentos. Diego, el ex militar cocinero, ha preparado un excelente desayuno y, alrededor de él, discutís, como cada día, lo que hacer hoy.

-¿Creéis que estos dos habrán recibido nuestra alerta?
-No los conozco mucho, pero no tienen pinta de ser tontos. Seguro que han recibido el mensaje y están volviendo al campamento. O, al menos, tratarán de estar más alertas si deciden aproximarse a las montañas.
-Seguro que todo estará bien.
-Oye, está muy bien esto de los días de vacaciones que nos tomamos de cuando en cuando. Muy relajante, pero quizá deberíamos empezar a pensar que llevamos aquí dos semanas y no hemos hecho casi nada por acelerar nuestro rescate. ¿Qué opináis? ¿Y qué opináis de la luz que encontró Ludio? ¿Sin cables?

Amanece en medio de la jungla.

Leo y Javier partieron muy temprano por la mañana el día anterior y continuaron el trazado de la costa pero, esta vez, desde la jungla, sin perder la vista el mar. "Si haygente armada en la isla, mejor evitar ser visibles en la costa".
Al anochecer acampan en un claro de la jungla y deciden no hacer fuego, por si acaso. Esa noche vn las luces muy a lo lejos, a la altura del volcán y ua, mucho más lejos, en el norte, quizá cerca de las montañas.
Por la mañana vuelven a emprender la marcha y a media jornada:

-Hoy comemos jabalí- dice Leo señalando el cuerpo de un jabalí muerto en medio de la jungla.

Cuando se aproximan descubren que, en un radio como de cien metros, no sólo hay un jabalí muerto, sino decenas de pájaros muertos, roedores y todo tipo de animales de la selva, muerto sin ninguna señal de violencia.
Parece como si se tratara de un círculo de animales muertos, dentro del radio del cual no quda nada vivo. Incluso la vegetación está marchita. En el centro del círculo hay un poste metálico. En el extremo del mismo tiene una especie de "turbina" que emite un molesto zumbido. En su base hay una especie de caja, como las cajas de luces, cerrada con llave. Sobre la misma hay dibujada una calavera cruzada con dos tibias.

Leo, Javier... ¿qué hacéis?

lunes, 3 de enero de 2011

LA ISLA 2.0 - 1X01 - "Aeropuertos" (completo)

Esta es una entrada de un juego, la experiencia La Isla 2.0. Es una especie de simbionte entre aquéllos míticos libros de "elige tu propia aventura", un juego de rol y una comunidad online completamente interactiva. Sólo de tus decisiones dependerá el curso de la historia. Se recomienda encarecidamente echarle un vistazo a las reglas del juego en este enlace permanente. Y recordad: todos los enigmas que se planteen en esta experiencia tienen una solución. No hay pregunta sin respuesta aunque, como ya hemos dicho, dependerá de ti, y sólo de ti, que las cosas lleguen a buen puerto.



DÍA 1.


Es temprano. Muy temprano. 

Pero ya conocéis la política de los aeropuertos: hay que estar al menos dos horas antes para hacer el checking y que los amables trabajadores puedan volverte loco con el peso de tu equipaje, las cosas prohibidas que guardas en tu neceser (ya sabes, esas cosas malignas: espuma de afeitar, desodorantes, perfumes y cosas así) y los elementos que debes facturar por las leyes vigentes por tu propia seguridad. En cambio nadie va a quitaros vuestro mechero. 

El café del aeropuerto no está tan mal. Sobre todo si tenemos en cuenta que ha sido una noche en blanco y que os quedan por delante muchas horas de vuelo. El primer avión está a punto de despegar del aeropuerto de Málaga y tiene previsto llegar a Francia, al Charles de Gaulle, aproximadamente a las 13:30. Allí tomaréis otro, a las 14:30 que os llevará a Papeete, en la Polinesia francesa en el nada desdeñable tiempo de 10 horas, esto es: llegaréis a Papeete a las 00:30 del día 04 de enero, aproximadamente. Allí sólo tendréis que esperar media hora. A la 01:00 en punto, siempre contando con que no haya retrasos de última hora, partiréis hacia Motu-Mute, Bora Bora. Una horita de viaje y estaréis oficialmente de vacaciones. 

Tras casi desnudaros en los controles de metales, facturar y demás cosas propias del arte de volar, estáis embarcando, con quince minutos de retraso, en vuestro primer avión. Es un vuelo de Air France y no, no es un vuelo low cost. Sois acomodados en vuestros correspondientes asientos y tras unas explicaciones de seguridad en varios idiomas el avión hace el ruido característico que anuncia el despegue.
El icono de “cinturones abrochados” está titilando sobre vuestras cabezas. 

Comienza el viaje.

EDITADO (04/01/11)

El primer vuelo transcurre sin incidentes hasta Charles de Gaulle, donde tomáis el nuevo avión que os llevará a la polinesia francesa. Pero cuando este está a una hora más o menos de llegar a su destino, un zumbido ensordecedor y una fulgurante luz blanca que invade todo el avión os deja inconscientes. 


Día 2

Y al unísono todos despertáis. Os sentís profundamente relajados. Claro que esta relajación no va a durar mucho rato puesto que, una milésima de segundo después de abrir los ojos, descubrís que, si bien seguís en vuestros asientos del avión y la luz cegadora ha desaparecido, parece que todo el vehículo vibra y traquetea como si estuviera a punto de desarmarse en mil piezas. 

Las mascarillas de oxigeno siguen colgando estúpidamente delante de vosotros, bamboleándose en el aire. Una sensación de vértigo os invade, como si cayerais en caída libre en una de esas atracciones de feria.
De pronto, vuelven los gritos. Ahora casi todo el pasaje ha sucumbido al pánico. Y no hay ni rastro de las azafatas. 

Echando un ojo hacia delante, los pasajeros que vuelan en primera clase descubren horrorizados que la puerta de la cabina de los pilotos está abierta, dando golpes contra la pared en cada sacudida violenta. Afinando un poco más la vista diríais que no hay nadie a los mandos. 

Alguien grita: “no hay piloto”. 

Es entonces cuando el avión se rompe por la mitad en pleno vuelo. El ruido es similar al que haría una tubería trabajando a máximo rendimiento que explotase de pronto dentro de una habitación acolchada. Es ensordecedor.

Un señor que corría por mitad del avión en plena crisis nerviosa sale volando y desaparece en un hermoso y terrible cielo azul con pocas nubes, blancas como el algodón.
 
El tiempo que transcurre entre la rotura del fuselaje y la caída en el mar es incalculable. Para vosotros ha sido toda una vida. La lógica dirá más tarde que tuvo que ser cuestión de segundos. Pero ahora la lógica ha salido volando junto al señor histérico. 

El “aterrizaje” es violento. La mayoría de vosotros abre los ojos en la límpida arena de una playa. Otros no tuvieron tanta suerte y quedaron atrapados en el trozo de fuselaje que cayó al mar. Explota una turbina. Hay gritos de dolor. 

El primer vistazo indica que hay mucha gente con sangre que se mueve desorientada de un lado a otro, quizá en estado de shock. Hay muchos cuerpos que siguen tumbados. Los dos motores del avión han caído en la orilla, a escasos cien metros el uno del otro. El que no ha explotado está vomitando un humo denso y oscuro que hace presagiar lo peor. 

Estáis parcialmente sordos, pero quedaros ahí de pie con la boca abierta es una locura.
¿Qué haréis?

Es el momento de tomar decisiones. 

EDITADO (05/01/11)

Tras el accidente todos los supervivientes pierden casi un día entero como consecuencia del shock y de la confusión. Cuando van recobrando consciencia de dónde están y observan la situación, rápidamente se ponen en marcha. Unos ayudan a los heridos, otros saltan al agua para salvar provisiones y mascotas de la bodega de carga semi hundida. Cae la noche y, alrededor de un fuego tratan de trazar un plan de acción para la mañana siguiente. 


Día 3


La noche ha sido relativamente amable con vosotros. Tras el hallazgo de la bota de vino del tipo que viajaba en pijama y el descubrimiento de que las dos únicas mascotas que viajaban en el avión están sanas y salvas, celebrasteis al fin estar vivos. Alrededor del fuego de la hoguera se propusieron varias vías de acción para cuando saliese el sol: 

 -Recuento y aprovisionamiento. Varias personas sugirieron que había que hacer recuento de supervivientes y recuento de provisiones. ¿Cuántos se han salvado del accidente y cuanta comida y agua se ha salvado del accidente? Se habla de ponerlo todo junto para mejor repartirlo. Por otra parte, un par de supervivientes proponen que podría realizarse una expedición de reconocimiento, para ver cuánto alimento podría aportar la selva junto a la playa. 

-Cuidado y atenciones especiales. Los heridos no son heridos de gravedad, pero todo el mundo intuye que van a tardar más de lo normal en rendir al cien por cien. Acaban de tener un accidente traumático y aunque es un milagro que hayan sobrevivido, están heridos. Eso multiplica por dos el tiempo que tarda un ser humano en reponerse mentalmente del shock. Por otra parte es posible que entre los supervivientes existan personas que precisen de atenciones especiales: diabéticos, asmáticos, drogodependientes, etc… Se plantea cómo atender a todos y cada uno de los supervivientes “especiales” (de haberlos, además de los heridos). 

-Alojamiento. Varias personas dijeron que este tema era absurdo. Luego de pasar la noche al raso comienzan a cambiar de idea a regañadientes. Con lo único que contáis es con cuatro palos (literalmente) y varias mantas a modo de “toldo”. No es lo suficientemente grande para todos y, de momento, se ha usado para que los heridos descansen bajo techo. 

Luego de debatir todo esto, poco a poco todos vais quedando dormidos tras un día demasiado largo. Hay quien se resiste a Morfeo, preocupado por la situación o demasiado nervioso para dormir. Pero la mayoría duerme junto al fuego y en el campamento. 

Amanece en la playa. 

Es una mañana de pleno sol. Una mañana tropical, dice el pasajero en pijama. El sol arranca los retazos de los sueños de la noche pasada y ofrece una nueva perspectiva de todas las cosas. 

Esto es una playa, de arena blanca y límpida. El mar es casi transparente, con un fulgor turquesa. Mar adentro, a algunos metros de la orilla, el fondo más oscuro indica arrecifes.

A vuestra espalda se extiende una densa selva. A primera vista podéis apreciar gran cantidad de cocoteros. Son unos cocos de color naranja. Seguramente con bastante agua dentro. Ideales, suponéis. Una expedición podría daros más información sobre la flora y fauna. Desde cualquier punto de la playa y mirando hacia la selva podéis ver un enorme pico que sobresale por encima de todo. Podría ser un volcán. 

Cuando os acercáis a ver a los heridos parece que todos están bien. El señor asmático del avión, que dice llamarse Bruno y ser abogado, da gracias por haber llevado encima su aerosol en el momento del “accidente”. No podéis evitar preguntaros qué ocurrirá si tardan en rescataros y se acaba el inhalador.
Un par de supervivientes ha amontonado por un lado todas las provisiones y por otro todo el equipaje que se ha rescatado del “naufragio”. Dicen que podrían ir viniendo de uno en uno para ir repartiendo las pertenencias personales de cada uno. Parece que no ha habido pérdidas reseñables.

En cuanto al recuento: 45 supervivientes. De ellos diez están heridos leves. Otro más tiene fiebre a causa de la hemorragia y la insolación del día anterior (la chica pelirroja, Helen, según dice llamarse). Comida: para un par de semanas bien racionada. Agua: quizá un litro de agua por persona para seis días. 

Otro superviviente que exploraba la playa en busca de “madera de deriva” para mejorar el campamento llega diciendo que ha encontrado bastante material tras una duna. Viene con lo que podría ser la portezuela de una avioneta, muy oxidada y descolorida. En su lateral aún pueden verse los restos del dibujo de un pato con un gorro de aviador. 

El día amanece con muchas novedades. 

Buenos días, Isla.


EDITADO (07/01/11)

Decididos a encontrar alimentos y agua, un grupo se adentra en la selva tras la playa y encuentra una gran variedad de árboles frutales que deberían garantizar comida para una larga temporada. De todos modos el pensamiento general es que se trata de algo provisional, puesto que es evidente que os rescatarán pronto. También encuentran en la expedición un manantial de agua. Tras comprobarlo se decide que es agua potable. En el campamento se hace recuento de provisiones y supervivientes y se llega a la conclusión de que no se va a pasar hambre ni deshidratación con lo que ya se tiene y lo que se ha encontrado. Se han agrupado los equipajes rescatados y la comida salvada.

Día 4

Tras el éxito de la expedición alimentaria la gente comienza a animarse un poco. “Van a venir a rescatarnos mañana mismo, seguro, pero al menos estaremos en plena forma cuando eso suceda”.
El “refugio” ya parece otra cosa. Con la colaboración de todos, usando mantas, hojas de árbol y madera de deriva, ahora parece un auténtico refugio a lo Robinson Crusoe. No es un anti-aéreo, pero seguro que protege de la humedad de la noche y de las posibles lluvias (nunca se sabe con los climas tropicales). No obstante, la mayoría preferís dormir en la misma playa, junto al fuego, puesto que el clima acompaña e invita a hacerlo.

Tras el descubrimiento por parte de un pasajero de que su reloj estaba parado, varios supervivientes más comprueban atónitos que los suyos también lo están. Lo mismo pasa con los móviles y portátiles. Todos los relojes marcan las 12:30 o las 00:30, dependiendo de si son analógicos o digitales.  Ni siquiera hay línea para las llamadas de emergencia, pero cuando Javier (pasajero superviviente que dice trabajar para una empresa de reformas) trata de hacer esa llamada escucha al otro lado de la línea un pitido molesto y una conversación muy lejana, por encima de las interferencias. No es capaz de pillar ni una palabra de lo que dicen los dos hombres que dialogan acaloradamente por dos razones: se les oye muy de fondo, con mucho ruido de interferencias y hablan en lo que tan sólo puede clasificar como “cualquier lengua extranjera”. Después de que la comunicación se corte repentinamente, todo intento por volver a llamar a emergencias es infructuoso. No hay cobertura.

Alguien dice que, según sus cálculos hoy podría ser el día de reyes. A todo el mundo le hace mucha ilusión tener algo que festejar (crean o no en esa festividad concreta) porque se trata de algo ajeno a La Isla y común para la mayoría de supervivientes. Pasan el día festejando despreocupadamente tratando de apartar de sus mentes la insistente vocecilla que les dice que a lo mejor no es 6 de enero. Que cuando perdieron el conocimiento en el avión era de noche y cuando se “rompió” el fuselaje era pleno día. Que no saben cuánto tiempo han “perdido”. Olvidan esos pensamientos para no aguar la fiesta y pasan un feliz día de reyes.

Día 5

La mañana llega con una leve llovizna. No es lo que os temíais. Todos habéis visto en películas o series de televisión que en las islas tropicales (y esto parece una) la tendencia es que, de repente, caiga un diluvio sin pleno aviso. Esto no es eso. Es más bien, como dicen en el sur, un “chirimiri”, o, como lo llaman en el norte, “calabobos”. En fin, cuatro gotas de agua sin demasiada fuerza que os despiertan de buena mañana y os despejan la cara después de un reparador sueño.

La lluvia cesa en poco tiempo, lo suficiente para tener a todo el “campamento” en marcha muy temprano. La visita de rigor a los heridos acaba con muy buenas noticias. El superviviente que estaba peor, la chica pelirroja con la hemorragia, que había pasado las dos últimas noches con fiebre alta, parece completamente recuperada de sus heridas. Con ella curada, el número de heridos ya no es algo a tener en cuenta. Tan sólo hay un señor mayor que se ha lesionado una pierna y cojea al andar. Todos los demás, a estas alturas, ya están de nuevo en plena forma y ayudan de un modo o de otro en las tareas del campamento. 

Alguien ha hecho un descubrimiento un poco menos feliz que el anterior. Durante la noche “alguien” ha robado provisiones. 

Todos se acercan al lugar donde se han amontonado todas las provisiones para mejor repartirlas y descubren que es cierto, que ha menguado considerablemente el tamaño de las reservas. A fin de poder recontar mejor en todo momento, se habían colocado los artículos ordenados por tipos. Así, todas las botellas de agua estaban juntas, todas las chocolatinas estaban juntas, etc…

Tirando del último recuento que se hizo el día anterior concluís que faltan: seis botellas de agua, diez paquetes de sándwiches, ocho latas de cerveza y otras diez (quizá once) latas de conserva. Se buscan huellas en la arena y tras un rato de descartar las que son de los propios supervivientes, se descubre un par de huellas que sale de la selva, llega hasta las provisiones y vuelve a adentrarse en la selva. A juzgar por el surco se trata de alguien que va descalzo. 

Reunión de urgencia. 

Se plantea comenzar con la jornada de un modo normal, pero decidir si va a hacerse algo al respecto
.
¿Qué decís?


EDITADO (08/01/11)

Algunos supervivientes se adentran en la selva siguiendo el rastro de huellas del ladrón de provisiones. Tras mucho buscar encuentran entre la maleza todo lo que les ha sido robado, apilado en un claro, pero cuando van a cogerlo caen en una trampa de red. Descubren que están siendo observados y ven a un chico de unos dieciséis años que les observa escondido tras un árbol y que huye al verles. Le persiguen, descubriendo por el camino que hay más trampas colocadas por la jungla. Una vez lo alcanzan, el chico resulta ser otro superviviente del vuelo. Él no ha colocado las trampas. Se planea usar un bote salvavidas rescatado del avión siniestrado para bordear la costa y comprobar el tamaño del sitio en el que están y si hay civilización en el lugar. Por otra parte también se planea una expedición al volcán que puede verse desde la playa para saber un poco más de lo que les rodea. 

Día 6

Amanece. Es vuestro quinto amanecer en esta playa. Ya estáis comenzando a familiarizaros con la hora en la que sale el sol y vuestro reloj biológico se ha programado con facilidad. Os levantáis y os ponéis en marcha. Hoy hay muchas cosas que hacer. 

Las guardias de la noche aseguran que no ha habido novedades. Una noche tranquila, sin visitas no deseadas.
Por otra parte, los que han dormido en el refugio en lugar de en la playa alrededor de la hoguera se despiertan con una desagradable sorpresa: han sido victimas del ataque de un enemigo feroz e implacable. Las pulgas. Alguien se ha contado en el cuerpo más de cien ronchas. El picor es insoportable y alguno de los heridos que ya estaba mejor ahora tiene fiebre alta, suponéis que como consecuencia de las picaduras. Los mosquitos también se han cebado con todo el mundo, pero es algo más llevadero. 

Con un desayuno medio decente por delante, se convoca lo que ya se está convirtiendo en costumbre en La Isla, una reunión improvisada en la que cada uno expresa sus inquietudes y sus ideas para el día de hoy. Y es que nadie quiere pensar más allá de veinticuatro horas. Todos sabéis que esto es una protección mental. Que nadie quiere pensar que van a pasar cuarenta y ocho horas más sin que aparezca un equipo de rescate. Porque es imposible que nadie os esté buscando, ¿no?

Los temas que se están tratando son los siguientes:

1.     1. Comida. Ayer se habló de que se podría tratar de buscar más alimento aparte de la fruta. Debe haber animales en alguna parte. El pescado ha resultado ser otra buena opción ya que lo hay a mansalva, pero las cañas creadas ayer con palos y cuerdas han resultado ser poco útiles. ¿Alguien sabe hacer una caña mejor? ¿Alguien sabe hacer trampas para animales?

2.       2. Volcán. La expedición al volcán se pinta como una simple excursión para reconocer el lugar en el que os encontráis. Quizá clasificando el tipo de volcán podáis tener una idea del tipo de sitio en el que habéis caído. Alma y Ludio van a salir en cuanto acaben su desayuno hacia allí. ¿Alguien se apunta? ¿Alguien puede aportar algo más a esto?

3.     3.  Viaje en bote. La expedición en bote para bordear la costa ha tenido gran aceptación. Aparentemente parte de la misma hipótesis que el viaje al volcán, “conocer mejor el entorno”, “saber si esto es una isla, una península o lo que sea”. Javier ya ha inflado el bote salvavidas y algunos supervivientes han traído madera que servirá como remos. ¿Alguien más se apunta? ¿Alguien tiene conocimientos útiles para esta expedición?

4.     4.  Las trampas y los salvajes. Es un tema recurrente desde que robaron las provisiones. El hecho de que ayer alguno de vosotros cayese en trampas de red aún ha puesto más nerviosa a la gente. La pregunta global es: “si no estamos solo, ¿quiénes son y por qué tratan de cazarnos? ¿Algo que hacer al respecto? ¿Alguien tiene alguna idea?

Disfrutáis del desayuno oyendo las opiniones del grupo. Dentro de poco comenzarán las expediciones.
¿Algo que añadir a la reunión? ¿Alguien se apunta a alguna de las expediciones? ¿Ideas?

Es hora de moverse.


EDITADO (08/01/11)

Un grupo decide hacer una incursión a la selva para inspeccionar más de cerca el volcán. Pueden descubrir que se trata de uno enorme, inactivo y que, probablemente, se encuentre en una isla. Cuanto más se acercan al volcán más nítida se hacen las interferencias en los teléfonos móviles que llevan consigo en las que pueden identificar a un hombre hablando en una lengua muy extraña, con ciertas similitudes con las lenguas latinas. También encuentran una tumba, un montículo de tierra con una cruz rústica clavada. En uno de los palos que forma la cruz está tallada la palabra “SATRIPOZI”. A la vuelta al campamento ponen todo esto en conocimiento del resto pero descubren que el otro grupo, el que había tomado un bote salvavidas para delimitar el perímetro exacto de la costa, aún no ha regresado. La expedición en bote se encuentra varias sorpresas en su camino. Mientras bordean la costa hallan una especie de cementerio de aviones en la orilla, como a un kilómetro del campamento. Hay aviones destrozados y oxidados, entre ellos uno con una esvástica en la cola. Más adelante, siguiendo con la navegación, encuentran, como a media jornada de viaje, lo que parece ser la pequeña parte que asoma de un barco hundido. La última sorpresa que les depara el destino es que la isla (o lo que sea que sea) es más grande de lo que pensaban y que no les va a valer con un solo día para circunnavegarla. Deciden acampar en una playa. 

Día 6

CAMPAMENTO UNO

Las pulgas no han dado tregua esta noche tampoco. Casi nadie ha querido dormir en el refugio porque parece que es allí donde atacan. Respetan a la gente que acampa junto al fuego. Aquéllos que se quedaron allí para así tener cerca las provisiones y vigilarlas amanecen como “monstruos”, llenos de picadura. Uno de ellos tiene fiebre alta y se desmaya nada más levantarse.

“El Desayuno de los Campeones” consiste en mango, banana y fruta del árbol del pan en un cuenco con un poco de leche. Queda muy poca leche y, o se bebe, o se estropeará sin refrigeración. 

 Como ya viene siendo costumbre cada mañana, la gente aprovecha el desayuno para hacer una reunión en la que mostrar sus inquietudes. Hoy parecen todos especialmente sombríos. Debe de ser que va a pasar una semana del accidente y no hay rastro de unidades de rescate. Tampoco ayuda el hecho de que parezca que hay gente en la selva que pone trampas y roba comida y la expedición en bote no ha regresado en toda la noche. Los temas tratados son:

1.       El Rescate. Se sugiere que habría que hacer algo. Una hoguera grande permanentemente encendida o algo así, para hacer más fácil vuestra localización. ¿Qué hacemos? ¿Ideas?
2.       La Expedición en Bote. No han regresado en toda la noche. La gente teme que los hayan capturado “los salvajes”. Hay quien opina que cada vez que os separáis ocurre algo malo. ¿Crear una segunda expedición para ir a buscarlos? ¿Esperar?
3.       Los Salvajes. A nadie acaba de hacerle gracia que “los salvajes” tengan un idioma y aún así nos pongan trampas y nos roben. Y cuando dicen idioma quieren decir un idioma parecido al vuestro. Hay alguien que opina que si son vascos a lo mejor es que no quieren que les quitéis su tierra. ¿Qué hacer con “los salvajes”? ¿Qué idioma es ese en el que hablan por radio? ¿Son los “salvajes” los que hablan por radio?

Esta mañana la gente se siente con ganas de hacer cosas. Puede que sea un buen momento para organizar planes que requieran un mayor número de personas involucradas. O al menos para conseguir que todo el campamento comience a funcionar en condiciones, repartiendo tareas, creando mejores infraestructuras de caza y pesca…

¿Qué tenemos pensado hacer hoy?

CAMPAMENTO DOS

Llegasteis a la playa sin problema con vuestro bote salvavidas. Es una parecida a la del campamento inicial, solo que muchísimo más pequeña. Solo un clarito de arena en mitad de la jungla. No hay rastros de civilización ni nada extraño en las inmediaciones (hacéis una patrulla de reconocimiento antes siquiera de encender el fuego). Cuando veis que todo está bien, preparáis la hoguera, repartís las guardias y acampáis, durmiéndoos alrededor del fuego.

La noche pasa sin incidentes graves. La tercera guardia, hecha por Javier, es la única con novedades. Mirando selva adentro durante su turno, Javier descubre que a lo lejos en la vegetación, una luz parpadea. Sin perder vista un solo momento, nota que tiene una especie de ritmo y cadencia. Parpadea asimétricamente pero con cierto sentido. Piensa en el morse. Puede tratarse de un sistema de comunicación silencioso. Escudriña la selva buscando la respuesta y la encuentra. En la dirección contraria, a mucha distancia del campamento y al doble de la primera luz, aparece una segunda que, intermitentemente, le responde a la primera. No es morse, eso está claro. Pero, o están hablando entre sí o es una casualidad muy pero que muy grande porque, al cabo de un rato las dos se apagan haciendo antes el mismo efecto lumínico: un fogonazo más grande que el resto y luego tres intermitencias. 

Cuando amanece, ponen en común la experiencia de la guardia y comentan el tema del barco hundido y las avionetas estrelladas. Son menos para tomar una decisión y no tardan mucho en ponerse en marcha pero, ¿cuál es la decisión que han tomado?

1.      Volver al campamento con los demás.
2.      Continuar el plan inicial, dar la vuelta a la supuesta isla.
3.      Explorar las luces.
4.      Explorar el barco.

Es hora de moverse, Isla.