jueves, 25 de octubre de 2007

lecciones de urbanidad

-Buenas noches, ¿qué tal?- digo yo al cliente recién llegado.


-Legendario- se limita a contestar el susodicho.




Legendario.




Gran enigma se plantea ante mí en ese momento. Gran enigma.




-¿Quiere usted tomar un Legendario o a la pregunta "qué tal (está)" su respuesta es "legendario"?- pregunto para salir de dudas no sin cierta ironía.




Él se lo piensa un segundo. No me entiende.




-¿Perdón?


-No, nada. Que yo le he saludado y le he preguntado ¿qué tal?, a lo que usted a respondido "Legendario". Me pregunto si es que usted se siente legendario hoy, algo así como sentirse divino o sentirse Flex o, simplemente, quiere usted un ron Legendario y ha obviado mi pregunta.




Cliente perplejo, algo cortado.




-Perdona... sí, este... ¿qué tal?... mmm... me pones un Legendario con cocacola, ¿por favor?




-risilla sardónica-




-Por supuesto.






Un día de estos me matan.

1 comentario:

Swi dijo...

El día que aparezca por el bar el asesino de la tubería (Alex Angulo) te vas a cagar de verdad.