lunes, 7 de enero de 2008

silencio, silencio, silencio

SEXTINAS DEL SILENCIO RUIDOSO

DEL CANTAMAÑANAS VIRTUOSO

Corríjanme las faltas,

Perdónenme las prisas;

El que esto suscribe canta,

Con un siete en la camisa,

Con un nudo en la garganta,

Al filo de la cornisa.


Perdonen la ortografía,

Discúlpenme la tristeza;

Al cabo de la homilía

Del culto de la incerteza

Me sobran melancolías

Anidando en la cabeza.


Desguacen las incoherencias

Del sello de mi recibo;

Colijan que la impaciencia

Que engatusa mis estribos

Se ceba con la inclemencia

Del puro acoso y derribo.


Cuando la noche me birle

El reloj y el pasaporte

Y me empeñe en escribirle

Sextinas de picatoste

No tengo ni que decirles

Que habré perdido ya el norte.


Cuando el futuro se vaya

Rumbo al carajo sin frenos

Y venga el hambre canalla

Que me hace echarla de menos,

Entiendan que el hombre calla;

El poeta habla del cieno.


Es el poeta el bocazas,

Es el cantante el que grita,

Es el que ama el que caza

Nones de las margaritas.

Es el bribón, el manazas,

El que de miedo tirita.


Y si me lanzo al vacío

Rotundo de mi silencio

Comprendan que no es el mío

El kilo de kilohercios

Que llega desde el hastío

Gritando un tequiero necio.


Alter ego despistado,

Excomúlgame el mal karma;

Déjame estarme callado

Al filo cabrón del arma

Que me mantiene sedado

Clavado en la cruz del alma.


El megáfono del miedo,

Desde el embudo tapado

Del quiero pero no credo,

Manténgase ahora cerrado

Por más que duela mi enredo;

Por más que escueza el pasado.

DÉCIMAS DE FIEBRE

(DATO POR LIEBRE)

Por no sentirme tan tal

Como el cual que has redimido

Me entierro en el Orfidal

Matasanos del olvido.

Cuando me arde el corazón

Y la sangre se dispara,

El tango que me acibara

Es el del tiempo perdido

Del cuento que me contó

Aquél sonetista herido.


Con tres décimas de fiebre

Te vendo dato por liebre.


Prometo portarme más

Regular que bien contigo,

Mudarme a Siemprejamás

En el barrio de tu ombligo.

Me sabe a sangre el sudor

Enfermito de tu ausencia.

Bendita puta impaciencia

Que destroza los postigos

Y hace subir el calor

De todo lo que no digo.


Más calentito que frío.

La fiebre, tú y yo, ¡qué trío!


El miedo es un rocanrol

Absurdo, gris y postizo,

Pero el blues del desamor

Es mi hermanito mellizo.

Mañana ya estaré bien,

Bien dentro de lo que cabe.

El que habla es el que no sabe

Callar el horror mestizo

De tener lejos la piel

Del alma que me deshizo.


Tres décimas de miedos…

Y todo me importa un bledo.


COPLAS DE PIE QUEBRADO

DE UN CALIXTO DEFENESTRADO

CON MUSIQUILLA TRISTE DE FADO


Hoy los fados antiniebla

De todo lo que vivimos

Parpadean

Porque mi guitarra tiembla

Al ver el sagrado mimo

Que escasea.

El mundo es una quimera,

Un ruego fatuo indolente.

Necesito

Saber que sé que me esperas

Que sepas que late fuerte

Y exquisito

Un corazón chamuscado

Bajo el peso de tus besos,

Encantado

De andar de tu alma engarzado

Deseando salir ileso

De este fado


(Descastado.)

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