Dios sería ese acorde que no suena
Y que tanto ritmo me concede
Dios sería un árbol con barbas
Un supositorio de alegría
Cuando la tarde se muere
Estaría Dios sentado en una sima
Inventando la letra sigma
Confundido con el alfa y el omega
Dios me daría besos con lengua
Me abrazaría con sus velludos tentáculos
Dios lamería el horizonte
Para alimentarse de sus colores
Arrancaría flores
Que luego injertaría en su entrecejo
Dios me observaría de lejos
Y sentiría cierta envidia
Al descubrir mi nihilisciencia
Y mi impotencia creacionista
Dios hablaría con una manzana
Y robaría el tabaco de los pobres
Administraría mis lágrimas
Congelaría mis gestos
Inventaría secretos para luego venderlos
En un mercado negro de versiones
De discos piratas de John Lennon
Dios vendría vestido de piconera
Para demostrarle al mundo su soberanía
Y me invitaría sin permiso
A todo el alcohol que pudiera beber
Contemplaría mis sueños
Resucitaría al Freud del entretiempo
Inventaría crucigramas
Que no podría resolver después
Escribiría canciones
En tonos demasiado altos para él
Dios inundaría el mundo
De leche hirviendo
Y luego se convertiría en galleta
Y haría submarinismo
Para pescar poemas de arena
Dios sería una nube de gasolina
Una lluvia de oro
Una victima de un atraco
Un cuchillo con retroceso al revés
Dios se olvidaría de sí mismo
Y se dejaría abandonado
Inventaría el divorcio
Y mataría a Trinidad
Dios viviría en México
Y comería tanto picante
Que sus gases serían terremotos
En el país de los gigantes
Dios le preguntaría a un gato
El porqué absoluto de las cosas
Se haría político para perder elecciones
Que luego amañaría
Susurraría en mi oído
Blasfemias irreproducibles con palabras
Sería una mancha de tinta
Perdida bajo una mancha de barro
Dios usaría pantalones largos
Para no exhibir sus delgadas pantorrillas
Dios sorbería sus mocos divinos
Y pasaría años sin reconocerse en los espejos
Irradiaría una funesta luz verde
Como una farmacia ambulante
Un estruendo insoportable le acompañaría
Eco de todos los pasos que ha dado
Y que recuerda
Hipnotizaría a los mercaderes
Y luego les cortaría las orejas
Dios sería esquizofrénico
Disléxico, anoréxico y ninfómana
Practicaría el canibalismo
Se lamería el escroto en público
Tendría carné de socio de todas las discotecas
Su oreja izquierda sería de cera
Dios contaría las monedas
De sus bolsillos rotos una y mil veces
Antes de dejarle propina a un sonriente camarero
Entendería de soldadura
Y fabricaría barcos en Astilleros
Contaría las astillas de todos los árboles huecos
Se sacaría los ojos antes de dormir
Y los colocaría sobre una mesita de noche
Llena de cajas vacías de medicamentos caducados
Sonreiría
Lloraría
Masticaría excrementos y los escupiría
Se enfadará con todas las moscas del mundo
Tendría un coche con motor de cartulina
Se presentaría a mil concursos
Y se inventaría las respuestas
Se suicidaría cada noche antes de acostarse
Y cada mañana tras el desayuno
Afeitaría una barba que inmediatamente volvería a surgir
Amaría a las gaviotas
A las ratas y a las hienas
Practicaría el tiro al plato
En el salón de la casa que no puede pagarse
Haría aviones de papel teledirigidos
Con las facturas de su psicoanalista
Como buen anfitrión
Invitaría a cenar a su casa
A Lenin, Machado y Cervantes
Y luego de los postres los acribillaría
Escupiendo pepitas de oro
Convertiría la sangre en ginebra
Maltrataría a las mujeres
Aburrido de ser dios comería mosquitos
Y se atragantaría con sus aguijones
Cambiaría cada tarde el tamaño de su pene
Vomitaría en los coches
Robaría los felpudos de “bienvenidos”
Y en su lugar plantaría campos de trigo
Dios sería un poeta loco
Un cantante ambulante
Una bailarina de salón violada
Un niño de ocho años jugando con una apisonadora
Se afeitaría las pestañas
Trituraría sus uñas de mármol
Tendría un perro llamado Cuba
Disfrutaría como un niño masturbándose en los cines
Llevaría una cruz colgada del pecho
Se haría un esmoquin de piel de serpiente
Bautizaría de nuevo a todos los niños que Se llamasen Jesús
Y los llamaría Carlos Edmundo
Leería las páginas amarillas una y otra vez
Y compulsivamente llamaría a todos los números
Para jadear lascivamente y luego colgar
Usaría gafas oscuras
Regalaría rifles a los mancos
Y flores a las señoritas bien parecidas
Inundaría de insectos los autobuses
Sumaría todos los números de la primitiva
E invertiría todos sus ahorros en armamento
Forjaría alianzas con los espejos
Crearía nuevas especias animales
Uniendo osos con arañas, lavadoras y seres humanos
Alimentaría a los gorriones
Se casaría con un hombre por la iglesia
Y tendría siete hijos negros con una cabaretera
Bailaría twist bajo la lluvia ácida
Enseñaría la calavera en las fotografías
Sacaría la lengua en las radiografías
Dios se sentaría en los bares para sonreírle a las tragaperras
Se pondría tetas de silicona
Escribiría aikus en sobres de azúcar
Le lamería el culo a los perros
Y luego, inspirado, escribiría una obra de teatro
Mataría a todos los médicos
Y luego los resucitaría como electricistas
Dios sería miope y usaría un catalejo
Dios vendría cada noche
Con una novia distinta
Una droga distinta
Y una metáfora distinta bajo sus zarpas de terciopelo
1 comentario:
Deberíamos hacer la secta en torno a la figura te un tipo así. Cualquier ente que se afeite las pestañas y tenga garras de terciopelo es proclive a ser buen gurú y guía de almas adeultera(s) - das.
Espero que no se nos adelante el Vaticano. Otra vez no.
Haremos iconos rusos y tendrán la cara de Ozzy Osbourne.
Aracne Jerusalem.
Salvando gatitos gayer por el bien común.
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