jueves, 27 de diciembre de 2007

esta tarde voy a creer en dios un rato

Dios sería ese acorde que no suena

Y que tanto ritmo me concede

Dios sería un árbol con barbas

Un supositorio de alegría

Cuando la tarde se muere

Estaría Dios sentado en una sima

Inventando la letra sigma

Confundido con el alfa y el omega

Dios me daría besos con lengua

Me abrazaría con sus velludos tentáculos

Dios lamería el horizonte

Para alimentarse de sus colores

Arrancaría flores

Que luego injertaría en su entrecejo

Dios me observaría de lejos

Y sentiría cierta envidia

Al descubrir mi nihilisciencia

Y mi impotencia creacionista

Dios hablaría con una manzana

Y robaría el tabaco de los pobres

Administraría mis lágrimas

Congelaría mis gestos

Inventaría secretos para luego venderlos

En un mercado negro de versiones

De discos piratas de John Lennon

Dios vendría vestido de piconera

Para demostrarle al mundo su soberanía

Y me invitaría sin permiso

A todo el alcohol que pudiera beber

Contemplaría mis sueños

Resucitaría al Freud del entretiempo

Inventaría crucigramas

Que no podría resolver después

Escribiría canciones

En tonos demasiado altos para él

Dios inundaría el mundo

De leche hirviendo

Y luego se convertiría en galleta

Y haría submarinismo

Para pescar poemas de arena

Dios sería una nube de gasolina

Una lluvia de oro

Una victima de un atraco

Un cuchillo con retroceso al revés

Dios se olvidaría de sí mismo

Y se dejaría abandonado

Inventaría el divorcio

Y mataría a Trinidad

Dios viviría en México

Y comería tanto picante

Que sus gases serían terremotos

En el país de los gigantes

Dios le preguntaría a un gato

El porqué absoluto de las cosas

Se haría político para perder elecciones

Que luego amañaría

Susurraría en mi oído

Blasfemias irreproducibles con palabras

Sería una mancha de tinta

Perdida bajo una mancha de barro

Dios usaría pantalones largos

Para no exhibir sus delgadas pantorrillas

Dios sorbería sus mocos divinos

Y pasaría años sin reconocerse en los espejos

Irradiaría una funesta luz verde

Como una farmacia ambulante

Un estruendo insoportable le acompañaría

Eco de todos los pasos que ha dado

Y que recuerda

Hipnotizaría a los mercaderes

Y luego les cortaría las orejas

Dios sería esquizofrénico

Disléxico, anoréxico y ninfómana

Practicaría el canibalismo

Se lamería el escroto en público

Tendría carné de socio de todas las discotecas

Su oreja izquierda sería de cera

Dios contaría las monedas

De sus bolsillos rotos una y mil veces

Antes de dejarle propina a un sonriente camarero

Entendería de soldadura

Y fabricaría barcos en Astilleros

Contaría las astillas de todos los árboles huecos

Se sacaría los ojos antes de dormir

Y los colocaría sobre una mesita de noche

Llena de cajas vacías de medicamentos caducados

Sonreiría

Lloraría

Masticaría excrementos y los escupiría

Se enfadará con todas las moscas del mundo

Tendría un coche con motor de cartulina

Se presentaría a mil concursos

Y se inventaría las respuestas

Se suicidaría cada noche antes de acostarse

Y cada mañana tras el desayuno

Afeitaría una barba que inmediatamente volvería a surgir

Amaría a las gaviotas

A las ratas y a las hienas

Practicaría el tiro al plato

En el salón de la casa que no puede pagarse

Haría aviones de papel teledirigidos

Con las facturas de su psicoanalista

Como buen anfitrión

Invitaría a cenar a su casa

A Lenin, Machado y Cervantes

Y luego de los postres los acribillaría

Escupiendo pepitas de oro

Convertiría la sangre en ginebra

Maltrataría a las mujeres

Aburrido de ser dios comería mosquitos

Y se atragantaría con sus aguijones

Cambiaría cada tarde el tamaño de su pene

Vomitaría en los coches

Robaría los felpudos de “bienvenidos”

Y en su lugar plantaría campos de trigo

Dios sería un poeta loco

Un cantante ambulante

Una bailarina de salón violada

Un niño de ocho años jugando con una apisonadora

Se afeitaría las pestañas

Trituraría sus uñas de mármol

Tendría un perro llamado Cuba

Disfrutaría como un niño masturbándose en los cines

Llevaría una cruz colgada del pecho

Se haría un esmoquin de piel de serpiente

Bautizaría de nuevo a todos los niños que Se llamasen Jesús

Y los llamaría Carlos Edmundo

Leería las páginas amarillas una y otra vez

Y compulsivamente llamaría a todos los números

Para jadear lascivamente y luego colgar

Usaría gafas oscuras

Regalaría rifles a los mancos

Y flores a las señoritas bien parecidas

Inundaría de insectos los autobuses

Sumaría todos los números de la primitiva

E invertiría todos sus ahorros en armamento

Forjaría alianzas con los espejos

Crearía nuevas especias animales

Uniendo osos con arañas, lavadoras y seres humanos

Alimentaría a los gorriones

Se casaría con un hombre por la iglesia

Y tendría siete hijos negros con una cabaretera

Bailaría twist bajo la lluvia ácida

Enseñaría la calavera en las fotografías

Sacaría la lengua en las radiografías

Dios se sentaría en los bares para sonreírle a las tragaperras

Se pondría tetas de silicona

Escribiría aikus en sobres de azúcar

Le lamería el culo a los perros

Y luego, inspirado, escribiría una obra de teatro

Mataría a todos los médicos

Y luego los resucitaría como electricistas

Dios sería miope y usaría un catalejo

Dios vendría cada noche

Con una novia distinta

Una droga distinta

Y una metáfora distinta bajo sus zarpas de terciopelo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Deberíamos hacer la secta en torno a la figura te un tipo así. Cualquier ente que se afeite las pestañas y tenga garras de terciopelo es proclive a ser buen gurú y guía de almas adeultera(s) - das.

Espero que no se nos adelante el Vaticano. Otra vez no.



Haremos iconos rusos y tendrán la cara de Ozzy Osbourne.


Aracne Jerusalem.
Salvando gatitos gayer por el bien común.