Hace unos días, en el muro de Facebook de una buena amiga, se debatía sobre el porqué de los anuncios de compresas y tampones, la finalidad última inherente a ellos de tratar a las mujeres como idiotas y los tabúes sociales y los estigmas que acarrea la menstruación a la mujer de hoy. Como puede imaginar el lector, en principio no es un tema del que el abajo firmante suela hablar pero, válgame el cielo, se me instó a hacerlo. Supongo que fue pensando que me centraría en ridiculizar los mencionados spots o, quizá, por mi conocida tendencia a enrollarme más que las persianas. Y así lo hice. Ambas cosas: opinar y enrollarme de lo lindo. Tanto es así que mi respuesta a aquél estado de Facebook (dividida en seis grandes comentarios) es, con algunos retoques, el artículo que les presento hoy aquí. Artículo que, claro está, como es costumbre, es bastante largo. Así que para aquellos que no quieren pasarse un buen rato leyéndolo pero aún así quieren criticarme (o para aquellos a los que les pirran mis resúmenes irónicos, que de todo hay), que pinchen...
viernes, 23 de agosto de 2013
viernes, 26 de julio de 2013
difundiendo la palabra #4
Y Moisés apacentaba entonces el rebaño de un consuegro suyo
que andaba de baja por un esguince, y camina que te camina,
con eso de que iba sumido en sus cosas y hablando consigo mismo,
llegose hasta Horeb, el monte de Dios.
Sentóse entonces sobre una piedra que por allí había y,
dejando el cayado a un lado, dipúsose a echar una cabezadita de nada
cuando vio una zarza que ardía a no mucho de su posición.
que andaba de baja por un esguince, y camina que te camina,
con eso de que iba sumido en sus cosas y hablando consigo mismo,
llegose hasta Horeb, el monte de Dios.
Sentóse entonces sobre una piedra que por allí había y,
dejando el cayado a un lado, dipúsose a echar una cabezadita de nada
cuando vio una zarza que ardía a no mucho de su posición.
jueves, 25 de julio de 2013
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